La tierra que se elevó del mar a lo largo del borde este de la Patagonia hace
millones de años, fomenta ahora la presencia de notable vida marina en sus amparadas aguas y en su costa. El borde
dentado de la estepa se extiende aquí sobre más de 1.600 kilómetros a lo largo del
Océano Atlántico Sur.
Las aguas en la zona combinan la corriente cálida del Brasil al norte, con la corriente fría de
las Islas Malvinas, creando un mundo submarino de inusual diversidad. Estos mares albergan grandes cantidades de
plancton, algas, crustáceos y peces, alimento para una de las más grandes áreas de cría
de mamíferos marinos en el mundo y una miríada de especies de aves marinas.
Los elefantes marinos del sur, exclusivos del hemisferio austral, crían exclusivamente en Península
Valdés, Océano Atlántico Sur, y en las costas del Océano Indico.
Otras familias de mamíferos marinos, como los lobos marinos de uno y dos pelos, se hallan
por centanas y sus colonias se extienden por kilómetros y kilómetros de playa.
El mamífero marino más grande, la ballena franca austral, retorna a estas costas cada año para
reproducirse en las calmas aguas antes de retornar al mar abierto. Declarada especie amenazada, las ballenas son numerosas a lo largo
de la costa de los golfos de Península Valdés desde mayo a diciembre. Comparten estas aguas con las orcas, también llamadas
ballenas asesinas, y delfines.
Sin embargo, los más abundantes son los pingüinos patagónicos, quienes se acercan al millón de individuos.